jueves, 28 de mayo de 2015

Guía práctica para poner en marcha una fiesta infantil


La decisión de tener o no tener una fiesta, es de los padres y depende de lo cómodos que se sientan. Sin embargo, lo mejor es tener los pies sobre la tierra y ser muy realistas con respecto a lo que se espera. Por ejemplo, montar una fiesta para un niño de dos años de edad en la cual estén presentes payasos, magos, castillos para trepar y decoración temática, puede ser un verdadero desperdicio de dinero si lo que esperamos es que el niño recuerde dicho evento. Difícilmente las personas, recuerdan lo vivido a los dos años de edad.


Lo más probable es que, un niño tan pequeño simplemente permanezca dormido durante gran parte de la fiesta, o se sienta tan incómodo por los personajes y el ruido que termine llorando. Es bastante natural que los padres quieran celebrar los cumpleaños de niños pequeños, sin embargo estas celebraciones deben incluir solamente a la familia y amigos más cercanos. Más adelante, cuando los niños crezcan, estarán listos para disfrutar de fiestas más elaboradas y toda inversión en tiempo y esfuerzo realizada por los padres, no caerá en saco roto.

Los invitados

En lo que respecta a las fiestas infantiles, uno de los momentos más estresantes es, la elaboración de la lista de invitados. Repetimos nuevamente, esta es una decisión que les corresponde a los padres y al niño celebrado, lo importante es que este, se sienta cómodo con las personas asistentes a la celebración. No se recomienda invitar a una clase completa, vigilar a 20 o 30 niños es un reto imposible para cualquier familia. En el caso de niños en edad escolar, deberemos prestar atención a sus preferencias. El invitar a niños con los que el celebrado no se siente cómodo o tiene algún tipo de roce o problemas, hará que un día que se supone divertido, se convierta en un día tenso y estresante para todos.

Hay que tener presente también, el tema de la inversión de dinero. Más niños equivalen a más dinero invertido, a más tiempo dedicado a la preparación y también a un incremento en las posibilidades de que algo salga mal, debido a incidentes y accidentes. Tampoco hay que exagerar invitando a un número demasiado reducido de niños, ninguna fiesta merece llamarse fiesta con cinco o seis invitados. Un número promedio bastante aceptable podría ser de 12 a 15 niños.

Los organizadores, deben tratar de repartir las invitaciones, por lo menos dos semanas antes de la fiesta, a mayor anticipación, hay mayores probabilidades de que los invitados puedan organizarse adecuadamente y asistir a la fiesta. Hay que tener cuidado de algunos días y horarios especiales, por ejemplo, durante los sábados en la mañana, muchos niños se dedican a hacer deporte, ir a la piscina o jugar partidos de fútbol.

Un consejo práctico para que las invitaciones no terminen extraviadas, es el de colocar un pequeño imán en estas (hay invitaciones que ya vienen con imán) de tal forma que puedan ser colocadas en la puerta de una nevera. La invitación también debe mencionar datos de contacto del organizador, esto incluye teléfono fijo, teléfono celular, correo electrónico e incluso Facebook.


El lugar elegido para la fiesta, depende de las preferencias del niño y la familia. Esto finalmente será decidido en base a la personalidad y preferencias del niño. La decisión se puede tomar, teniendo en cuenta el número de niños al que se piensa invitar, la cantidad de adultos que estarán dispuestos a vigilar y controlar la situación, etcétera. También es imprescindible que, cuando los invitados sean muy pequeños, estén acompañados por algún padre o tutor que se haga responsable de ellos.

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