jueves, 28 de mayo de 2015

Los errores más comunes de las madres primerizas


Las mamás primerizas suelen ser siempre un manojo de nervios, y por cierto, los papás también. Con la intención de hacerlo todo a la perfección, las mamás suelen cometer algunos errores, lo más comunes son los siguientes:


Exagerar con la desinfección.-No se puede negar que una buena higiene sea importante para mantener la salud del bebé, en especial durante las primeras semanas de este. Sin embargo, tampoco hay que exagerar. Es necesario mantener un equilibrio. El bebé debe estar expuesto a una cantidad mínima de bacterias, esto hará que su sistema inmunitario se desarrolle adecuadamente. Sin embargo, si la exposición a bacterias es mayor, el bebé adquirirá alguna infección. La excepción son los niños prematuros, en estos casos la higiene debe ser extrema.

Exceso de abrigo.-Si bien es cierto, todo el mundo recomienda abrigar a los recién nacidos, hay que tener en cuenta que si exageramos en el abrigo, estos sudarán en exceso. Adicionalmente, hay que mencionar algo muy importante: muchos estudios relacionan el exceso de abrigo con un incremento en el riesgo de muerte súbita por asfixia. Por lo general en un ambiente en el cual la temperatura fluctúa ligeramente por encima de los 20°, un niño puede estar vestido simplemente con un enterizo de algodón.

Para averiguar si un niño tiene frío, debemos palpar sus pies y manos, estas partes del cuerpo son las primeras en enfriarse y son un buen indicador acerca de su temperatura corporal. También podemos guiarnos por el color de manos y pies, cuando el bebé tiene frío están ligeramente amoratados. Por otra parte, cuando el bebé está demasiado abrigado, suda abundantemente en especial por la cabeza y el cuello. En el caso anterior, es necesario desabrigarlo un poco, pero nunca hacerlo de golpe.

Evitar los ruidos.-Muchas madres exigen un silencio absoluto cuando los bebés están durmiendo durante el día. Esto es una exageración y no se aconseja. Cuando el bebé cumple un mes y medio, sus patrones de sueño comienzan a funcionar en base a los ciclos naturales de luz y oscuridad, por lo que el bebé comienza a dormir más durante la noche. Desde esta perspectiva, es importante que el bebé, durante el día perciba la luz del sol y esté expuesto a los ruidos normales del ambiente, de esta forma sabrá cuando es de día y cuando de noche.

Dejar que lloren.-Antaño, las abuelas recomendaban dejar llorar a los niños todo lo que quieran. Explicaban que, de lo contrario los niños se acostumbrarían mal y llorarían por cualquier motivo baladí. Los expertos recomiendan que, cuando un bebé recién nacido llora, debamos alzarlo en brazos inmediatamente, tratar de brindarle consuelo e investigar a qué se debe el llanto. Los bebés lloran por alguna razón, puede que tengan hambre, que necesite un cambio de pañal, que sientan frío, calor o tengan algún dolor.

Evitar el contacto con otras personas.-En su celo excesivo por el cuidado del bebé, muchas madres primerizas serían capaces de colocarlo en una burbuja y aislarlo del mundo externo. Dicha madres, tienen miedo a que el niño se contagie de algo si otras personas entran en contacto con la criatura. La única excepción que se debe tener en cuenta, es cuando alguien está enfermo. Toda persona con cualquier enfermedad, en especial las de tipo contagioso, deberá evitar acercarse al bebé ya que el sistema inmune de este recién esta información.

Afeitarle la cabeza.-Esta también es una creencia añeja sin mayor fundamento. Se creía que si se rapaban la cabeza de un niño durante sus primeros días de vida, el pelo crecería más fuerte, hermoso y vigoroso. Hoy en día se sabe que no hay nada que sugiera que esto funciona, por el contrario, privarle al niño de su pelo, podría ocasionar que pierda calor corporal de forma acelerada.



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