Paralelamente a los cambios
físicos, una mujer embarazada también experimenta algunos cambios psicológicos
durante el periodo de espera. Si bien es cierto, los cambios físicos son los
más apreciables, también es importante darle importancia a los cambios
psicológicos. Lleva un tiempo, adaptarse psicológicamente a la idea de estar
embarazada y cada trimestre tiene características especiales y únicas.
Algunas mujeres durante el
embarazo experimentan algunos síntomas físicos especiales, incluyendo sueño,
agotamiento, cansancio y también síntomas físicos que incluyen molestias en las
mamas. Esto se presenta incluso antes de confirmarse el embarazo. Las
alteraciones del sueño durante el primer trimestre, responden a la adaptación
de la embarazada a su nueva situación. Necesita descansar más, para poder
prepararse para los cambios que vienen más adelante.
Durante el primer trimestre, la
mujer embarazada percibe a su futuro hijo como real, pero en ciertos momentos
también como una ensoñación. Esto se debe a que la presencia física del bebé aún
no es manifiesta. Tampoco existen movimientos que indiquen la presencia de una
nueva vida. El sueño que muchas mujeres embarazadas manifiestan experimentar, les
ayuda a entrar en un estado de introspección en el cual se conectan con el
bebé, de manera emocional.
Los cambios hormonales, también
son responsables de la irritabilidad, el humor cambiante y la hipersensibilidad
en la mujer. De hecho, estas son algunas de las principales características del
embarazo. La embarazada siente que su estado de ánimo fluctúa a lo largo del
día, por momentos se siente bastante fuerte y reconfortada y por ratos se
quiebra.
Es inevitable también, que
durante el primer trimestre del embarazo, exista un gran temor por parte de la
madre a perder el bebé. También se ve con frecuencia que la embarazada, medita
acerca de la conveniencia de tener al bebé. Durante esta etapa, la futura mamá
suele cuestionarse duramente y se plantea preguntas acerca de su capacidad para
cuidar una nueva vida.
Durante el segundo trimestre,
suelen manifestarse también algunos otros miedos. El miedo a las malformaciones
del bebé es uno de los más frecuentes. Para este momento, el bebé ya se ha
manifestado físicamente, hay un aumento del volumen del vientre y la madre ya
percibe los movimientos del niño. En el segundo semestre, la futura mamá se
suele sentir con más energía y capaz de afrontar desafíos.
Durante el tercer trimestre, sin
embargo, hay un cambio algo radical pues la madre siente que debe alimentar al
bebé, el cual ya comienza a ejercer mayores molestias físicas en su organismo.
Por un lado, la mujer embarazada desea que el alumbramiento se produzca pronto,
por otro lado siente algo de temor ante la llegada inminente del bebé a su vida.
Esta ambivalencia suele ocasionarle algunas veces ansiedad y estrés.
La llegada del primer hijo, suele
generar las mayores expectativas en la futura mamá, quien literalmente sueña
acerca de su futuro y el de su bebé. Junto a estas expectativas, aparecen los
primeros miedos, los cuales se manifiestan de forma distinta según la
personalidad individual.
Existen algunos casos especiales
en los cuales, la futura mamá experimenta cuadros depresivos los cuales pueden
ir desde leves hasta muy severos. Si esta depresión es transitoria, puede ser
considerada como normal ya que responde a un cambio drástico en el estilo de
vida habitual. Sin embargo, cuando la depresión se prolonga por periodos
extensos o inhabilita a la embarazada, es necesario solicitar ayuda especializada.
Hay que tener en cuenta que, el
estado psicológico de la madre puede influir positiva o negativamente en el
desarrollo del niño, ya que la mayoría de dichos estados, no sólo están
generados por sustancias químicas, sino también, tienen la capacidad de
producir y modificar dichas sustancias que circulan por el torrente sanguíneo,
por ejemplo la adrenalina y cortisol.
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