A partir de que cumplen un
año, los niños empiezan a soltar sus primeras palabras, mientras los padres
estamos pendientes si dijo primero mamá o papá.
Lo cierto es que el proceso
de adquisición del lenguaje no evoluciona en todos los niños de la misma manera
y, por ello, debemos saber que no siempre comenzarán a hablar todos a la misma
edad.
Son muchos los padres que
están muy preocupados cuando sus niños, al cumplir los dos años, todavía hablan
mal o casi no hablan, pero los especialistas aseguran que esto está dentro de
la normalidad. Si se tratara de un problema más severo, seguramente se
detectará antes de cumplir los dos años; como es el caso de la sordera o el
autismo (aquí entran en juego otras señales que nos darán la alarma)
También hay que tener en
cuenta que las niñas hablan antes. Esto se debe a que utilizan
los dos hemisferios del cerebro influenciado, también, por el sistema hormonal.
Como estimularlos
Ellos nos escuchan todo el
tiempo y a medida que vayan aprendiendo palabras intentarán utilizarlas para
comunicarse, primero, con nosotros, los padres.
Aún antes de saber ninguna
palabra, la comunicación comienza con el bebé haciendo sonidos y nosotros
repitiéndolos, así se dan cuenta de que al emitir un mensaje hay una respuesta
o una reacción del otro.
Lo más importante es hablarle
a nuestro peque como hacemos con otro adulto, con claridad y dulzura, llamando
a las cosas por su nombre. No hay que decirle “tu, tu” en lugar de coche, o
“guau, guau” cuando hablamos de un perro. Tampoco pronunciar mal como lo hacen
ellos, o como creemos que lo harían.
Hay que intentar hablar mucho
con nuestros hijos, explicándoles acciones que vamos realizando, así les será más
fácil de ir entendiendo: “Ahora mamá te está poniendo los zapatos”, “Ahora te
peino”, “Ponemos música”, “Estoy barriendo”, etc.
No atormentarlos
Cuando comienzan a hablar es
muy frecuente que pronuncien o digan mal las palabras, NO debemos intentar que
las repitan hasta que les salgan bien. Simplemente, les contestamos utilizando
la misma palabra pero de manera correcta y así la irá aprendiendo sin sentirse
mal. Otro error es apurarlos cuando intentan decir algo y balbucean. Hay que
darles tiempo y el problema desaparecerá.
Es importante que cuando
quieran comunicarse con nosotros, estemos MUY atentos e interesados (dejando de lado el móvil, la televisión o la charla con otro adulto) y hacerle otras
preguntas en relación a lo que nos está explicando. En definitiva, establecer un diálogo.
Compartir
A través del juego y de los
momentos compartidos, tendremos un sinfín de oportunidades para estimular el
lenguaje de los peques prácticamente sin darnos cuenta.
Por ejemplo, al bañarlos o
ponerles crema podemos decirle cómo se llaman las partes del cuerpo. La hora
del cuento, antes de dormir, nos permite un momento en el que tenemos toda su
atención y nos escucharán cada palabra para irlas aprendiendo. Dando un paseo
por el parque, les podemos señalar los árboles, las fuentes, las nubes, mientras las nombramos.
Poco a poco, todas esas
palabras las irá incorporando y cuando menos nos demos cuenta será una máquina
de hablar.
Cuándo ir al logopeda
Si, así y todo, sospechamos
que algo no va bien, no hay que dudar en consultar con el especialista. A
pesar de que muchos problemas se resuelven a medida que crecen, puede haber
otros que si los tratamos con tiempo serán más fáciles de solucionar. Así que
siempre está bien consultar con los que han estudiado para determinar si tu
niño necesita o no ayuda.
En principio, cuando el niño
cumpla los dos años o dos años y medio, ya puede mantener una conversación
sencilla y responder preguntas. Pero si no es así, sólo será cuestión de darles
un poco más de tiempo.
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